jueves, 19 de abril de 2012

La rosa negra

Esta es la historia de Lara, una joven de 17 años, con algo especial. A los 14 años le diagnosticaron una enfermedad rara. Al principio decían que que tenían que tenerla en observación durante mucho tiempo. Semanas, o incluso meses...
Para cuando cumplió los 17 años ya estaba fuera de peligro si las cosas no se torcían y solo tenía que visitar al doctor de vez en cuando para hacer una pequeña revisión. Entonces, empezó a ir a clase con normalidad, como sus amigos y amigas, y salía con normalidad, pero en las fiestas del pueblo y cuando sus amigos salían por las noches, su madre se comportaba estríctamente porque se preocupaba muchísimo por ella.
En el año que dejó de ir contínuamente al hospital, se enamoró de un amigo de la infancia, algo más mayor que ella, al que conocía porque vivían en en el mismo barrio y además iba al mismo colegio que ella, y al mismo instituto.
Un día de primavera, cuando ya estaban a punto de coger las vacaciones de semana santa, mientras Lara estaba en la habitación de sus padres viendo la tele, sonó el timbre... Era él, su novio, Nick.
Fue corriendo a su habitación y se puso lo primero que pilló. Bajo corriendo las escaleras y cuando abrió la puerta del portal se encontró con Nick frente a la caravana de su padre. Él le cogió de la mano y le dijo:
- Nos vamos de acampada, los dos solos. - Mientras sonreía.
- Me gustaría muchísimo cariño, pero tendría que hacer la maleta y pedir permiso a mis pad...
- ¡No! Ya he hablado con ellos... - Le interrumpió.- pero si no me crees llamales de todas formas, por si así te quedas más tranquila...
- Te creo. ¿Nos vamos o que? - Le dije alegremente.
- ¿Y la maleta? - Me preguntó.
- ¡Cierto! ¡No me das tiempo para nada chico! - Le grité entre risas.
- Ah... Eso es lo que tú crees, tu madre la hizo antes de irse a Paris con tu padre, esta noche.
- Sois discretos ¿Eh? No me había dado cuenta de absolutamente nada...
- Anda, vamonos. ¿O echas algo de menos?
- No, seas tonto anda, no me líes... vámonos...
Y riéndose se fueron a la caravana. Él la agarraba del hombro, le dió un beso en los labios y se metió en la caravana, sentándose en el asiento del conductor y poniéndolo en marcha, a su lado se sentó Lara.
Nick puso en marcha la caravana y ella para dar un poquito de chispa encendió la radio, sintonizando Europa FM. En ese momento sonaba una canción de Shakira: Sale el sol. Se apolló en la ventana mirando al cielo, concentrada en la canción:
- ¿En qué piensas cariño?
Nick la quería mucho, siempre la protegía, desde que la conoció y conoció su enfermedad, decidió que siepre estaría a su lado, que nunca le haría daño y que nunca la abandonaría. Tanto como su novio o como su amigo.
- En nada... O quizás en todo. Por ejemplo en que no podría vivir sin ti, no me imagino que pasaría... Que sería de mi si enfermo otra vez. Haber, estoy enferma, es algo que no podré quitarmelo fácilmente de encima, pero está claro que ahora está todo controlado.
-  Eso no va a pasar, nada de eso va a pasar. No pienses esas cosas y ahora que tenemos tres días para estar solos disfrutemoslos.
- Sí, creo que será lo mejor, además se que contigo estoy protegida, aunque no se yo... ¡Porque con tantas sorpresas me va a acabar dando un infarto!
Nos empezamos a reír los dos a carcajada limpia...
- ¿Cuánto falta Nick? - Le pregunté.
- Media hora aproximádamente, si quieres duerme un poquito, tienes cara de cansada.
Lara cerró los ojos y cayó en un profundo sueño...
Al cabo de algo más de media hora llegaron a unos grandes almacenes, donde al lado había un restaurante, Nick vio que tenía buena pinta y que a Lara le vendría bien comer algo, a pesar de que solo les quedaba cinco kilometros para llegar a su destino, fue a aparcar.
Cuando Nick aparcó le dijo a Lara para ir a comer algo, sin mirarle a la cara, buscando su monedero en la parte trasera del coche. Cuando vio que Lara no le respondía la miró y de repente vi que tenía la cara muy blanca y los ojos cerrados. Probablemente serían paranoias suyas...
- Lara, ahora de verdad, si estás bien respondeme, no me des este tipo de sustos. - Le dijo acariciando su mejilla, para comprobar la temperatura de su piel, estaba fría. Y después rápidamente le tomó el pulso, agarrándole de la muñeca, tenía el pulso flojo.
Rápidamente puso en marcha la caravana, dirigiéndose al hospital mas cercano, él ya conocía la zona.
En el hospital les dijeron que estaba en peligro y la ingresaron inmediátamente. La enfermera avisó a los padres de Lara.
- Lo siento pero tenemos que tenerla en observación y hasta que vengan los padres de Lara no entrará nadie más a verla.
- De acuerdo, estaré aquí o fuera esperando. - Contestó Nick nervioso.
- Bien, si tenemos alguna novedad, te informaremos, apunta aquí tu número, por si te vas. Y tu nombre, al lado del nombre del paciente. - Le dijo enseñándole una libreta.
Nick salió por la puerta de urgencias para ir a fumarse un cigarro, y vio unas rosas preciosas en el jardín del hospital. Pero no eran unas rosas corrientes, algo en ellas le llamó la atención. Se fijó bien y entre todas las rosas rojas comprobó que una de ellas era negra. Complétamente negra. Mirando a su alrededor, y comprobando que no había nadie a su alrededor, la arranco.
La escondió en un arbusto y fue a preguntar a la enfermera si podía entrar un momento en la habitación.
- Bueno, sobre eso quiero yo hablarte. Quería decirte que... Bueno, no creo que sea fácil decirlo, y aún más difícil será escucharlo. Lo siento pero Lara ha entrado en coma, no tenemos ningún tipo de información todavía pero solo el 30% de las personas que padecen esta enfermedad salen vivas de ella. - Le dijo la enfermera con muchísima seriedad.
- No me puedes decir eso... La quiero... No se puede ir... Déjame estar a su lado por favor. - Contestó Nick aguantandose las lágrimas.
- Sí, ahora que le hemos hecho unas pequeñas pruebas, puedes entrar tranquílamente. - John fue sin pensárselo demasiado hacia la habitación numero 123, en la que estaba Lara.
- Entro y dejó la rosa en el vaso de agua que estaba colocado en la mesilla, echandole un poco de agua que había en una botella en la mesilla también. Nick estuvo dos horas sentado frente a Lara mirandola y llorando por ella. Se le pasaron por la cabeza todos los momentos que habían compartido. El primer beso que se dieron, el día que se escaparon de clase para ir al lago a bañarse, el día que Lara perdió su virginidad con él... Todos los momentos vividos en los casi 3 años que llevaban de relación, y sobre todo recordaba todas las veces en las que le había dicho que la quería... Y pensaba en todas las veces que quería seguir diciéndoselo. Perderla era lo peor que le podría pasar en la vida. Entonces se fijó en la rosa y vió que se le había caído un pétalo. Él imaginaba que esa rosa era la vida de Lara. Él imaginaba que esa rosa en algún momento había sido roja y que los pétalos se referían a la vida que le quedaba, al tiempo que le quedaba por vivir, una especie de símbolo. Entonces aparecieron los padres de Lara. Nick les contó lo ocurrido con pelos y señales y les dijo que se quedaran con ella, que el aparcaría la caravana en un lugar seguro y se quedaría a descansar un rato, si ocurría algo, el teléfono lo tendría encendido.
Nick estuvo una semana dormiendo en la caravana y yendo a ver a Lara al hospital día si y día también, pasando muchas horas con ella, mientras no recibían ninguna novedad, y entonces decidió volver al pueblo y vendría a verla un rato todos los días.
Un día, antes de ir al hospital, paró en una gasolinera en el camino a comprar tabaco y en la puerta se encontró con una mujer extraña, una mujer que llevaba una falda muy larga, una camisa de colores y un pañuelo con lentejuelas en la cabeza. Cualquiera diría que tenía aspecto de ese tipo de mujeres que leen las cartas para decirte lo que te va a ocurrir en el futuro. Y efectivamente, era una vidente. Justo en el momento en el que iba a entrar en la gasolinera le dijo
- Tú, jovencito, tienes unos ojos que me dicen que te ha ocurrido algo que te ha dolido de verdad en el corazón, pero eso va a cambiar, eso se va a arreglar, ese problema que tanto te preocupa y esa persona a la que tanto amas, se va a solucionar todo...
- Gracias, te lo agradezco, pero no necesito que me digas lo que me ocurre, yo lo se muy bien...
Ella le seguía hablando pero él no la escuchaba, nunca había creído en ese tipo de cosas, aunque algo le decía que aquella mujer tenía razón. Entonces, rápidamente compró el tabaco y se fue al hospital.
Llegó y fue rápidamente a la habitación. Se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla de Lara y le agarró de la mano, mirando hacia abajo, pensativo. Cuando levanto la vista, vio que la rosa ya no era negra, vio que se estaba poniendo roja, y vio que los ojos de Lara empezaron a abrirse, entonces se dio cuenta de que su suposición de que la rosa era una señal de que era la vida de Lara era verdad. Todo en su vida era ella, todo lo que quería era estar a su lado y toda la desgracia que había vivido ella todos estos días se iba a terminar, porque él iba a estar a su lado para cuidarlo. Lara siempre iba a ser la rosa de su vida, toda su alegría.

1 comentario:

  1. Es muy bueno, la verdad. Sabes redactar muy bien, me ha gustado.
    Un beso!
    http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com.es/

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